viernes, 26 de mayo de 2017

CLARIBEL ALEGRÍA. SEIS POEMAS



Anoche caminaba con el viento

Anoche caminaba con el viento,
Hacia un país fantástico, sonoro,
Donde la sombra es luz.
El alma tuvo miedo de seguirme
Y en un rincón del mundo se escondió.
Ángeles de alas anchas,
Con trompetas de sueño me llamaban.
¡Cómo tiembla mi cuerpo!
Un sollozo infinito
Me sacude por dentro.


Απόψε περπατούσα με τον άνεμο

Απόψε περπατούσα με το άνεμο,
προς μια φανταστική χώρα, γεμάτη ήχους,
όπου η σκιά είναι φως.
Η ψυχή φοβήθηκε να με ακολουθήσει
και κρύφτηκε σε μια γωνιά του κόσμου.
Άγγελοι με πλατειές φτερούγες,
με ονειρικές τρομπέτες με καλούσαν.
Πως τρέμει το κορμί μου!
Ένας ατέλειωτος λυγμός
με συνταράζει μέσα μου.

==========================================

Ars poética

Yo,
poeta de oficio,
condenada tantas veces
a ser cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta polvo
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra
avizoro la tierra prometida.

Ποιητική τέχνη

Εγώ,
ποιήτρια εξ επαγγέλματος
καταδικασμένη τόσες φορές
να είμαι κοράκι
ποτέ δε θα αντάλλασα τον εαυτό μου
με την Αφροδίτη της Μήλου:
ενόσω βασιλεύει στο Λούβρο
και πεθαίνει από πλήξη
και μαζεύει σκόνη
εγώ ανακαλύπτω τον ήλιο
όλες τις ημέρες
και ανάμεσα σε κοιλάδες
ηφαίστεια
και απομεινάρια πολέμου

αντικρίζω την Γη της Επαγγελίας.

==========================================

Florecen los almendros

Florecen los almendros
en Mallorca
y no estás para verlos.
De mi balcón anoche
los vi fosforecer.
Te llamé por tu nombre,
conjuré tu fantasma,
te perfilé de pétalos caídos
y una ráfaga de aire
te rasgó.


Ανθίζουν οι αμυγδαλιές

Ανθίζουν οι αμυγδαλιές
στην Μαγιόρκα
και δεν είσαι εδώ να τις δεις.
Από το μπαλκόνι μου απόψε
τις είδα να φωσφορίζουν.
Σε φώναξα με το όνομά σου,
ξόρκισα το φάντασμά σου,
σχημάτισα το προφίλ σου με πεσμένα πέταλα
και μια ριπή αέρα
σε διέλυσε.

==========================================


Divagaciones
Por fin he comprendido
Que todo es pasajero
Lanzo a volar mis yoes
Y aguardo
Vigilante
El porvenir
Sin misterio la vida
Sería irrespirable.


Παρεκκλίσεις

Επιτέλους κατάλαβα
ότι όλα είναι περαστικά
Αφήνω να πετάξουν τα εγώ μου
και περιμένω
άγρυπνη
το μέλλον
Χωρίς μυστήριο η ζωή
θα ήταν ασφυκτική.

==========================================
  
Fronteras

Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.

Σύνορα

Υπήρξα το σύννεφο
και η βροχή
και η θάλασσα
και θέλω να είμαι το απόγευμα
και τα τείχη
και εσύ.


==========================================


Quiero ser todo en el amor

Quiero ser todo en el amor
el amante
la amada
el vértigo
la brisa
el agua que refleja
y esa nube blanca
vaporosa
indecisa
que nos cubre un instante.


Θέλω να είμαι τα πάντα στον έρωτα

Θέλω να είμαι τα πάντα στον έρωτα
ο εραστής
η ερωμένη
ο ίλιγγος
η αύρα
το νερό που καθρεφτίζεται
και αυτό το λευκό σύννεφο
διάφανο
διστακτικό
που μας σκεπάζει κάποια στιγμή.



==========================================


Selección y traducción: Angelikí Patera
26 de mayo de 2017













domingo, 21 de mayo de 2017

SOBRE MI PAPÁ


Sé que tu mano saldrá por debajo de la tierra para protegerme
                                                                   MARÍA ROSA LOJO

Uno de los escasos recuerdos de mi primera infancia va así: despierto en el medio de la noche, llorando desesperada. Siento a mi padre muy cerca de mí y oigo su voz tranquila y confortadora:
-¿Qué le pasa a mi bebé?
-¡Papá, que ha venido el lobo!
-¿El lobo vino en tu sueño? ¿Y por qué no llamaste a tú papá? ¿No le dijiste al lobo que tú papá iba a cogerlo por las mandíbulas y partirle en dos?
Miré sus manos enormes y fuertes (¡pero tan tiernas cuando me acariciaban!), que con ademanes impetuosos me mostraban cómo iban a partir el lobo en dos, y enseguida dejé de llorar.¡Qué tonta había sido por no saber decírselo esto al lobo! Inmediadamente me sentí aliviada, segura, a salvo de cualquer peligro.
- Si viene otra vez, enseguida se lo dices, ¿vale, mi niña?  ¡Verás cómo él se irá corrrriendo!

Desde luego, esto fue cuando yo tenía solo dos o tres añitos. Al pasar el tiempo, me di poco a poco cuenta de que mi padre no era el ser todopoderoso que de pequeña me había creído, y que por más que lo hubiera querido, ni siquiera él  sería capaz de protegerme de cualquier mal...
 Sin embargo, la sensación de que lo tendría siempre a mi lado, si las cosas se ponían feas, nunca me abandonó del todo.
No es que no discutíamos y no nos enfadábamos, alzando a menudo las voces. Todo lo contrario: yo como la joven sabihonda que fui, a menudo le llevaba la contraria mientras que él nunca daba su brazo a torcer. Ni siquiera estaba de mi lado cuando yo tenía discusiones con otros, en su presencia. Al contrario, estaba casi siempre del lado de ellos, a veces ayudándoles, encima, en su argumentación en contra de mí. Es curioso, pero su oposición, lejos de molestarme, me daba  más fuerza, porque para mí era una prueba de su confianza en mí, de su convicción  de que yo sería capaz de desenvolverme solita, cualesquiera que fueran las circunstancias. Además podía sentirme segura de mí misma porque en el fondo sabía que él nunca permitiría que alguien me tratara con injusticia o malevolencia. Tenía la certeza de que en caso de necesidad, él saldría sin más en mi defensa; que aunque no solía estar de acuerdo con mis argumentos en las discusiones, él siempre estaría de mi lado.
Mi convicción de que él iba a protegerme siempre se ve clara en otro sueño que tuve con él  ya cincuentona, algunos años después de su muerte. Va así: estoy conduciendo, cuando me veo involucrada en un accidente de tráfico. (Es un miedo que siempre he tenido, siendo  consciente de lo despistada que soy). En el sueño no está muy claro quién ha tenido la culpa. Yo me siento algo responsable, pero no del todo, puesto que en mi opinión también el conductor del otro vehículo ha fallado. De todas maneras, ocurre que del otro coche salen tres o cuatro personas  que con gritos vienen hacia mí en disposición muy amenazadora. Mientras que yo, agarrotada de pánico, trato de apaciguarles y apelar a la razón, aparece de repente mi padre con su sonrisa confortadora y se enfrenta a ellos.
-¡Tranquiiiilos, eh!
En la escena siguiente ellos ya no están. Yo me abrazo a él llorando, y aunque sé que ya está muerto, le digo:
-¡Por fin has venido! ¡Dónde has estado todo este tiempo!

¡Qué valiosa ha sido en mi vida su protección, su lealdad y su confianza incondicional! A pesar de que me regañaba sin piedad, de que fue estricto y autoritario, nunca me hizo sentir que fui algo menos que la hija perfecta para él. Al contrario de mi mamá (quien, sin embargo, había hecho mucho más esfuerzo que él, para ser buena madre), siempre solía restar importancia a las circunstancias que me pesaban y me producían ansiedad. Por ejemplo, algo de lo que me acuerdo con enorme gratitud hacia él es la conversación que tuvo una vez con mi mamá, durante el tiempo de mi torpe adolescencia, después de una regañina que  ella me había dado, porque no me apetecía bailar en las fiestas.
-¿Por qué te metes con ella, si no quiere bailar?.
-Es demasiado tímida. Además, si no baila, ¿cómo va a echarse novio algún día?
-¿Y por qué es necesario que al novio que tenga le guste bailar?¿Acaso no hay chicos que como ella son tímidos y no bailan?
¡El ánimo que me dio con esta frase! ¡Mi peor miedo hecho añicos en un solo instante! (Y, por cierto, el novio que me eché, al cabo de pocos años, el que después fue mi marido, es más tímido que yo y ¡no ha bailado en la vida!)
Mi padre fue generoso. En todos los sentidos de la palabra. Daba de sí, perdonaba, era comprensivo. Tenía muchos amigos, muchísima gente que lo quería y lo apreciaba. Lo que no tuvo es enemigo alguno. Hasta para el tipo que le había denunciado por comunista, durante la guerra civil, por culpa del cual tuvo que pasar dos años de su juventud exiliado en una isla árida del Egeo, tenía palabras piadosas. “Es tonto y pusilánime, el pobre”, decía. “No le guardo rencor”.
Como hijo de refugiados de Asia Menor, refugiado también él mismo a tierna edad, había conocido la pobreza y tenía compasión por los que la padecían. Aunque no fue creyente daba como un cristiano: sin saber su mano izquierda lo que hacía la derecha. Muchas veces a escondidas de mi madre, que era más práctica. Y tenía su manera de dar, con cariño sin que el otro se sintiera mal, humillado o, en algo, inferior, por encontrarse en necesidad.
También era valiente. No es que no tuviera miedos; es que los afrontaba con entereza y valentía.
Tuvo un final que no merecía. O quizás sí que lo merecía, por haber sido tan poco cuidadoso con su salud y en general con las cosas que lo afectaban solo a él, a su persona.  Aquejado por mucho tiempo de diabetes y de presión alta, había padecido en sus últimos años varios pequeños infartos cerebrales que acumulados le provocaron problemas de memoria que iban agravándose, junto a otros que afectaron su movilidad y su equilibrio al caminar. Después de un infarto más grave, su situación empeoró de repente. Vivió ocho meses después de eso, ocho meses de continuo -y espectacular- declive físico y mental. Un hombre alto y fuerte, mi gigante invencible, se convertiría gradualmente en una masa de huesos sin músculos, que ni siquiera podía sostenerse sentado en una silla de ruedas. Perdió la sensación de tiempo y de lugar donde se encontraba. En un momento estaba en los años de su noviazgo con mi madre y en el siguinte minuto en el presente, o en un pasado mucho más cercano. Se preguntaba, por ejemplo, cómo era que no se encontraba en la casa de sus padres, aquella del barrio de refugiados, y al instante siguiente no podía explicar qué hacían “aquí” los muebles que deberían estar en “la otra casa”. También se había puesto imposible de manejar. Se volvió agresivo, desconfiado y, en poco tiempo, insoportable. Mi madre, para poder cuidarlo, tuvo que contratar no a una, sino a dos mujeres que vivieron con ellos por meses, haciendo turnos al lado de él.
Lo único por lo que estamos agradecidos, mi hermano y yo, es que él no llegó a olvidarse de nosotros;  de que con nosotros nunca fue agresivo, sino tierno y lleno de confianza y amor.
En sus últimas dos semanas se puso muy enfermo. Tuvo una pulmonía,  ya que por culpa de su demencia se le había olvidado cómo tragar, y padeció la humillación de la alimentación forzosa y del catéter.  Su desgaste fue tremendo. Cayó en un coma del que se despertó sólo dos veces. La primera fue cuando vino a visitarlo su hermana, un poco mayor que él, a la que amaba muchísimo. Viéndolo así, ella no tuvo más remedio que ponerse a gritar desconsolada. Los alaridos de su hermana consiguieron el milagro de hacerlo volver en sí. Trató de apaciguarla sonriéndole. Le agradeció la visita. También reconoció y saludó a sus dos sobrinos, que iban con ella, preguntándoles por sus respectivas familias y sus trabajos, con una lucidez sobrecogedora. Preguntó dónde estaba mi hermano, que en aquel momento no se encontraba con nosotros, y hablándome a mí, intentó a disculpar a su hermana, por su poca entereza:
-La pobre, tuvo tal asombro....
La tarde del día anterior a su muerte, se despertó por segunda y última vez, cuando un sobrino suyo, médico, que había ido para examinarlo, le preguntó en voz alta cómo estaba. Abrió los ojos y dijo:
-De maravilla.
Estas fueron sus últimas palabras.


Quisiera concluir esta historia con un tercer sueño. No lo tuve yo, sino mi prima. Soñó con mi padre, muchos años después de su muerte, en circunstancias muy particulares y en efecto trágicas: su marido acababa de morir en un accidente absurdo, depués de caerse de un árbol, mientras lo podaba, en su propio jardín. Como es de esperar, mi prima estaba bajo un shock terrible en aquellos días, como si el suelo se hubiera abierto bajo sus pies. Soñó con mi padre -el mío, no el suyo, al que, por cierto, había amado mucho y que también estaba muerto hacía tiempo-. Pues, vio a mi papá, que fue su tío, caminando hacia ella con su sonrisa confortadora y algo burlona (¿desafiante a la muerte?) y supo que sus hijos y ella saldrían de eso  y que todo iba a  volver a estar bien.

                                                                                                 Tina Dougali, 19 mayo 2017
    ( Texto inspirado en el poema en prosa Amor Constante de María Rosa Lojo, trabajado en clase )

jueves, 11 de mayo de 2017

QUEBRANTOS / ΣΠΑΡΑΓΜΟΙ de la poeta venezolana Gabriela Rosas

QUEBRANTOS


III
No hables de la belleza
si eres incapaz de sostenerla.

IV
Apoyo mi cabeza contra el pecho de alguien que amé
un día o varios
que igual es mucho tiempo
amé
escucho el mar al fondo
y me sorprende
que siga estando allí
y ahora pueda oírlo con claridad
ahora que el mundo cierra todos los bordes
de lo que pudo ser
fallido
como lo es toda alegría
recuerdo un verso de Gonzalo Rojas:
De un modo casi humano te he sentido.

(De Quebrantos, 2015)

ΣΠΑΡΑΓΜΟΙ

ΙII

Μη μιλάς για την ομορφιά
αν είσαι ανίκανος να την στηρίξεις.


ΙV

Ακουμπώ το κεφάλι μου στο στήθος κάποιου που αγάπησα
για μια μέρα ή περισσότερες
γιατί είναι εξίσου πολύς ο χρόνος
αγάπησα
ακούω τη θάλασσα στο βάθος
και ξαφνιάζομαι
που εξακολουθεί να είναι εκεί
και τώρα μπορώ να την ακούω καθαρά
τώρα που ο κόσμος κλείνει όλα τα όρια
αυτού που μπόρεσε να είναι
αποτυχημένο
όπως είναι κάθε χαρά
θυμάμαι ένα στίχο του Gonzalo Rojas:
Με τρόπο σχεδόν ανθρώπινο σε έχω νιώσει.

                                                                                                           (Από  Σπαραγμοί, 2015)


Gabriela Rosas (Caracas, Venezuela, 1976)
Ha publicado: La Mudanza (1999), Agosto Interminable (2008), Blandos (2013) y Quebrantos (2015)

PEQUEÑA ANTOLOGÍA GRIEGA / ΜΙΚΡΗ ΕΛΛΗΝΙΚΗ ΑΝΘΟΛΟΓΙΑ





















miércoles, 10 de mayo de 2017

LA INTIMIDAD/ Ο ΕΣΩΤΕΡΙΚΟΣ ΚΟΣΜΟΣ de Antonio Cabrera

LA INTIMIDAD
Vine hasta aquí para escuchar la voz,
la voz que según dicen nos habla desde dentro
y endulza la verdad si la verdad
merece una degustación serena,
o la hace más amarga si es amarga,
con sólo pronunciar la negra hiel
que ha reposado intacta entre sus sílabas.
Vine hasta aquí para escuchar la voz
que no sabe, ni quiere, ni podría engañarnos.

Elegí este lugar de belleza imprevista.
(Llegué hasta él casualmente un día de abril
por el que navegaban nubes grandes,
manchas oscuras sobre el suelo, pruebas
acaso necesarias de que la luz habita
entre nosotros: esa transparencia
que olvidamos y que es, al mismo tiempo,
difícil y evidente.)
Diré por qué es tan bello este lugar:
forma un valle cerrado entre montes boscosos,
un circo escueto que circundan peñas
rojizas, donde el viento es un cuervo
delicado aunque fúnebre;
los hombres han arado su parte más profunda,
y allí crece el olivo y unos pocos almendros
y un ciprés y una acacia; las sombras del pinar
asedian desde entonces las lindes de estos campos,
su yerba luminosa, y el pedregal resiste
como un altar al sol; todo tiene una pátina
de realidad, un ansia, un prestigio remoto.

Porque creí que este silencio era
igual al de una estancia solitaria,
vine a escuchar la voz que desde dentro
nos habla de nosotros mismos. Pero
pasa el tiempo y escucho solamente
la prisa del lagarto que escapa de mi lado
y el vuelo siseante de la abeja,
no mi voz interior.
                                       Todo es externo.
Y las palabras vienen
a mí y en mí se dicen ellas solas:
la ladera encendida bajo la nube exacta,
el bronce del lentisco,
una roca que el liquen acaricia...

Lo íntimo es el mundo. Con su callado oxígeno
sofoca sin remedio la voz que quiere hablar,
la disuelve, la absorbe.

He venido hasta aquí para escucharme
y todo lo que alienta o es presente
me ha hecho enmudecer para decirse.


De "En la estación perpetua" 2000



Ο ΕΣΩΤΕΡΙΚΟΣ ΚΟΣΜΟΣ

Ηρθα μέχρι εδώ για να ακούσω τη φωνή,
τη φωνή που όπως λένε απο μέσα μας μιλά
και γλυκαίνει την αλήθεια αν η αλήθεια
αξίζει μια γαλήνια δοκιμή,
η την κάνει πιο πικρή αν είναι πικρή,
μόνο και μόνο προφέροντας τη βαθειά λύπη
που έχει πλαγιάσει ανέγγιχτη ανάμεσα στις συλλαβές της.
Ηρθα μέχρι εδώ για να ακούσω την φωνή
που δεν γνωρίζει, ούτε θέλει, ούτε θα μπορούσε να μας ξεγελάσει.

Διάλεξα αυτό τον τόπο αναπάντεχης ομορφιάς
(Εφτασα μέχρι αυτόν τυχαία μια μέρα του Απρίλη
όπου ταξίδευαν μεγάλα σύννεφα,
σκούρες κηλίδες πάνω στο έδαφος, πειστήρια
Ίσως αναγκαία ότι το φως κατοικεί
ανάμεσά μας:αυτή η διαφάνεια
που ξεχνάμε και που είναι, ταυτόχρονα,
δύσκολη και προφανής)
Θα πω γιατί είναι τόσο όμορφος αυτός ο τόπος:
σχηματίζει μια κοιλάδα κλεισμένη ανάμεσα σε δασωμένα βουνά,
ένα θέατρο απέριττο που κυκλώνουν βράχια
κοκκινωπά, όπου ο άνεμος είναι ένα κοράκι
ντελικάτο μα και πένθιμο,
οι άνθρωποι έχουν οργώσει το μέρος του το πιο βαθύ,
και εκεί μεγαλώνει η ελιά και λίγες αμυγδαλιές
και ένα κυπαρίσσι και μια ακακία: οι σκιές που πευκοδάσους
πολιορκούν σε αυτή την περίπτωση τα όρια αυτών των κάμπων
το χορτάρι του το φωτερό και ο βραχότοπος αντιστέκεται
σαν βωμός στον ήλιο: το σύνολο έχει μια πατίνα
πραγματικότητας, μια λαχτάρα, μια απόμακρη αίγλη.

Καθώς πίστεψα ότι αυτή η σιωπή ήταν
η ίδια με εκείνη μιας μοναχικής διαμονής
ήρθα να ακούσω την φωνή που από μέσα μας
μιλά για εμάς τους ίδιους. Αλλά
περνά ο καιρός και ακούω μονάχα
τη βιασύνη της σαύρας που αποχωρίζεται από μένα
και το βόμβο από το πέταγμα της μέλισσας
όχι την εσωτερική μου φωνή.
Καθε τι είναι εξωτερικό.
Και οι λέξεις έρχονται
σε μένα και μέσα μου λένε από μόνες τους:
η πλαγιά αναμμένη κάτω από το σωστό σύννεφο
ο μπρούτζος του σκίνου,
ένας βράχος που η λειχήνα χαιδεύει...
Το εσωτερικό είναι ο κόσμος . Με το σιωπηρό του οξυγόνο
πνίγει ανεπανόρθωτα την φωνή που θέλει να μιλήσει
τη διαλύει, την απορροφά.

Εχω έρθει μέχρι εδώ για να ακούσω τον εαυτό μου
και όλα όσα έχουν ζωή και είναι παρόντα
με έχουν κάνει να παραμένω βουβός για να ακουστώ.

Απο Στην Αέναη Εποχή (2000)

Traducción:
Stela Panagopulu/ Στέλλα Παναγοπούλου y/και  Ioanna Alexandropulu/ Ιωάννα Αλεξανδροπούλου.